Invierno.
Las huesudas
y pardas ramas
del almendro,
bajo el peso de la nieve
cabecean
indolentes
aires de
danza bailando,
asintiendo
movedizas
con sus
sarmentados brazos,
pintando en
el horizonte
informe
paisaje blanco.
Desde la
cancela un sendero
de luz han
abierto las pisadas
en la nieve,
semejan barcas de nácar
dormidas y
aprisionadas
en un río congelado...
Un tejido de
mariposas blancas
invade todo,
vuelan alocadas
y se
estrellan contra el suelo.
piélago
infinito de armiño
El viejo
árbol, sus sienes
de plata ha
coronado.
José- Miguel Fernandez Pérez
(Madrid)
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