domingo, 10 de septiembre de 2017


                     
         CAMPESINO

 

Campesino trigueño

que al dorar el sol la somnolienta

y serena faz de la tierra

te levantas airoso y ufano

mientras se irisan

los cristales en prismas caprichosos

heridos por la luz…

 

            Son las primeras voces

las tuyas que acompañan el trinar

del jilguero en la rama.

Te acarician las auras olorosas

que en suave movimiento

semejan mansas olas de un mar

llegando a tu playa.

            Ya en otoño la tierra

onduló su cuerpo dolorida

al paso del arado,

el ancho campo se fue abriendo

mostrando su entrañas

a una esperanzada sementera

de gleba preparada,

 

para un grano esperado

que al amor del labriego hoy reverdece

como hechizado germen

que un día dorará su mar de trigo,

de sazonado fruto

que el campesino segará a su tiempo

colmando sus desvelos.

            Trabajas con tesón

y con esfuerzo bajo el sol que aprieta,

o en los días lluviosos,

o al soplido del cierzo que pone

puñales en tu cuerpo

y corta lo tallos

que florecieron.

 

            El sol se ha puesto

roja lazada unida por los cerros.

Vuelve el campesino

-el día agoniza-con el alma

suspendida en sus campos de trigo.

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