martes, 28 de noviembre de 2017

              
            RECUERDO  AMISTOS0

He navegado  esta noche por los mares del ensueño. He remado hasta tu mar y desnudo de si mismo me he bañado en tus playas azules y he echado por la borda hasta el abismo todos mis miedos. He ahogado mis pesares en el mar de tu recuerdo, amigo amigo. En tu playa sin orillas me he tumbado sobre la rubia arena y me he bronceado de tu amistad y tu recuerdo. Tu sol broncea con sólo ponerse delante sin sombrilla de sospechas o miramientos, sin sombrilla de prejuicios ni “que dirá la gente”…

En el loco vaivén de mis destinos he conocido a muchas personas, algunos comparsas y pocos amigos. Unos se fueron como arrastra  el viento fuerte las nubes en el firmamento.  Otros, más tiempo, acabaron en el baúl de los lindos recuerdos. Los menos, los de veras, siguen firmes a pesar de las vicisitudes de la vida. Tu, amigo, continúas inhiesto, como pétreo monolito en medio del huracán, como faro luminoso que alertas de mis borrascas hasta refugiarme en el tranquilo puerto de tu amistad y cariño.

Decía que a lo largo de mis años, pájaro errante, he puesto el nido en muchos amigos y dejado plumas por todos ellos. Cambié de plumaje, pero no de sentimientos. En algunos, unos pocos, mi nido se convirtió en hogar habitual, familia cercana a falta de la de lejos, cordial encuentro, momentos de alegría, abrazo abierto, consulta iluminada, mesa compartida donde al sabor de una cerveza fría con corazón cálido o un "vaso de bon vino" rioja, bermejo como el fuego que alimenta nuestra amistad, compartimos ideas y sentimientos, familia y trabajo, alegrías y tristezas, lo andado y lo que queda. Hablamos “de lo humano y lo divino”, la vida misma, la vida….sin caer de la mesa más que las migajas de los celos o envidias, ofensas o resentimientos  que el tiempo ya las ha engullido, o el viento del olvido ya las ha barrido.

Sí, amigo amigo. Entre la penumbra de la noche y la bruma marina busco un diestro timonel que en el mar tempestuoso de la vida lleve a buen puerto mi barco a la deriva. Un abrazo tierno, como el pan que comimos.


                                                                                                 José Miguel Fernández Pérez

                                                  Motril, 26 de noviembre, Solemnidad de Xto. Rey, 2017.

miércoles, 22 de noviembre de 2017


                                               LA   VIDA

                                                                               …”que   toda la vida es sueño

y                
                                       y lo sueños, sueños son”.

                                                                                                                         ( P.  Calderón de la Barca)

     
De corazón a corazón: ¡la vida!

¿Qué es la vida? Todo y nada.

  Abanico de misterios. Quizá algo

  de lo que Calderón dicho dejara. 

  Arcanos y evidencias,

  GOZO rojo y DOLOR lila del alma…

 

      Es el SOL mañanero que levanta

   en el horizonte. Es el alba

   que se asoma enrojecida

y un camino de luz traza

   desde el mar al horizonte,

y y de éste hasta la playa,

i  risando fuegos fatuos

   la azul tersura del agua.

   Y es la NOCHE, que va apagando luces

y enciende estrellas de plata

   por donde parpadea el alma.

 

      Es ROSA evanescente-rojo impoluto-

   que se abre tímida a  la alborada,

a lo imprevisto del día

y al incierto mañana.

   Se abre a la caricia del primer rayo de sol

y al sorprendente rocío

   que semeja una lágrima de plata:

   el rocío que ha cuajado

   en sus pétalos de grana

   y acaricia la flor aterciopelada.

   Rosa, sí, mas con ESPINAS

   que defienden sus entrañas

   de los voraces insectos

   y de las manos sin alma

   que la cortan y la atrapan.

 

      Es MAR cristalino y  playa dorada.

   Es el mar donde navega

   el barco de tus sueños y  esperanzas,    

   que atisba complacido y expectante

   el futuro puerto en lontananza,

   un mar de mares global,    

   donde olas universales y mansas

   besan, ceremoniosas, la rubia orla

   de la arena de la playa.

 

      Es FUENTE suave y RÍO saltarín,

   cascada plateada

   que corre hacia  su eterno origen.

   Las peñas de la vida que le impiden

   un ligero caminar

   le hacen reír y saltar:

l  a vida sin obstáculos

   sería un río sin canto y sin amar,

   si le quitas las “piedras” a la vida

l  le quitas su cantar.

 l

      La vida es VALLE, y es MONTE,

   es vientre y es corazón.

   Es mariposa en vuelo de colores

   cuando declina de la vida el sol.

   Es camino y caminante

   hacia un futuro mejor.

   Es entrega, es servicio y donación,

c canto de amor en la noche del dolor,

 i gualdad y comprensión.

   Es  refulgente sol

   y oscura tiniebla,

   es dádiva y ofrenda, es don

   generoso del corazón

   HASTA DAR EL CORAZÓN.

   Toda la vida es amor…

   Y estos SUEÑOS... sueños no son.

 

 

                              Motril, 2 de febrero de 2010

 

                                                                             “PINTOR DE PALABRAS”

 

miércoles, 1 de noviembre de 2017





                                                                       EL ABUELO


              Cae la tarde en un pueblecito riojano. El sol se ceñía roja lazada de nubes y se dormía acostándose en los lejanos montes detrás de la cuidad de Haro.El abuelo volvía de su paseo-trabajo desde el huerto del Cúbedo. Llegaba cansado y tambaleante,  con el ánimo alegre y ufano de sus frutos.
-Mirad, mirad-decía- que pimientos y tomates, mientras mostraba orgulloso uno hermoso y redondo.  —Seguro que no hay tomate igual en el pueblo entero, y depositaba todo encima de la mesa de la cocina…
Su rostro tostado por el sol de muchos días-tenía 80 años-era cobrizo. El arado del tiempo había surcado profundas arrugas en su piel. La nieve del monte cercano había teñido de blanco sus utrora rubios cabellos. Su porte, un aire fresco, señorial sin desdén y siempre recto, iba diciendo por doquier, “aquí va Bernardino”. Llevaba puesto un pose de idiosincrasia, un sabor a vino añejo como sus viñedos, de solera, bien madurado con el tiempo en el campo de su vida.
Su mano, firme en otros tiempos, ahora rugosa y temblante se apoyaba en un cayado. Su caminar antes ligero, había pasado a ser lento y sosegado, “paso de guadaña” que iba cortando las hiervas del camino. Más bien serio y de pocas palabras en la calle, era cercano y tierno en el encuentro familiar o amistoso. Jamás una queja, jamás un lamento. –“¿Cómo estás?” “¡Bien!, era siempre su respuesta, aunque por dentro…Cuando mucho, a sus, noventa-vivió hasta pasados los cien-, se quejaba de las piernas.”Estas piernas llevan muchos años encima” decía quedo, y con su “tra-ca-tá caminaba lento hasta su habitación o hasta el baño…
Mi hermana y mi cuñado lo cuidaban con esmero y cariño. Lo hicieron durante largos años hasta dormirse eternamente en su casa y sus brazos. Desayuno humeante  a la cama, el café con leche y galletas, infalible, a eso de las diez. Otro sueñecito hasta las doce o las trece en que lo levantaba, aseaba, vestía y sentaba junto a la mesa camilla del salón-comedor.
El abuelo era un poema. Lo mismo contaba nostálgicamente sus trabajos en las viñas, como narraba con fluidez sus batallitas de la guerra, que la pasó en las trincheras de Teruel. En ocasiones, recitaba de memoria magistralmente una poesía, La Ríada, aprendida en el frente y que compusiera su comandante, pues él era brigada. Después de una singular comida familiar o simple reunión de amigos, se arrancaba con una jota en trémolo que conseguía moviendo alternativamente con su mano la nuez de la garganta.
Hacia las 14-14,30 comía con la familia. Con buen apetito y siempre con su “pastilla”, como llamaba a su vasito de vino. Lo repetía con frecuencia levantando el buen vino rioja: ”gracias a esta “pastilla” sigo vivo”. Y ciertamente gozaba de buena salud. El médico en sus revisiones periódicas solía decirle, ” está usted como un mozo de veinte años”, mientras leía sus análisis. El abuelo le respondía, “Sí, como uno de 20x4”. Al final, después de tomar el postre, siempre se echaba un traguito de vino y decía, “si quieres conservarte sano y gordito, después del postre un traguito”. Y se lo bebía aún después del arroz con leche, hecho que a la abuela le desesperaba…

Murió de anciano  a la edad de cien años largos, no de enfermedad declarada, sino como una vela que se va consumiendo hasta apagarse del todo.

Era una persona que intuía, y hasta clarividente. No tenía estudios universitarios, peri sí una amplia y sólida formación dada con esmero en el seno de su familia y en la escuela. A mi me ilumino y aconsejó en dos ocasiones concretas en las que vacilaba abrazar una ú otra profesión. Ni me obligó ni me lo prohibió, simplemente me ayudó con sus palabras a decidir por mi mismo

Escribía con una caligrafía de letra inglesa elegante. Jamás encontré una falta de ortografía en sus muchas cartas que me escribió  durante mis años de estudio en San Sebastián y Granada.

Mi padre fue uno de esos abuelos que no estorban, que se hacen respetar y querer. Nunca usó del castigo con nosotros. Hacía ademán de soltarse el cinto para darnos, y sólo ese gesto bastaba para que nosotros desistiéramos de nuestras peleas o fechorías…

En fin, sé y creo que mi padre, “el abuelo”, no ha muerto, -como ninguno de nuestros padres y abuelos-.Están vivos en el Cielo y vivos en el recuerdo perenne  de nosotros.

                                                    Motril 1 de noviembre de 2017

                                                    José-Miguel Fernández Pérez