EL VIÑADOR
Tiene tu sostro un aire
atrapado y añejo,
surcado como el campo
que sembró tus desvelos.
Como el vino, tu vida
sabe a terciopelo,
a sementera y gleba
a tomillo y romero.
Eres tú como el vino
añejado en el tiempo
que fermentó a la sombra
y maduró en silencio,
que surgió desde el tajo,
se hizo cava señero
y al paladar del mundo
es afrutado y fresco.
Es tu vida
una tierra
-sementera en el tiempo-
sembrada con denuedo,
de luchas y avatares
en medio del
invierno,
que floreció en las nieves
de tus canas; amor tierno.
Cuando a
tus viñedos sales
aún hay luto en el cielo,
te levanta el futuro
de ese tu campo hoy yerto.
Con cuchillos de plata
se clava el norte en tu pecho,
pero hitos de esperanza
hacen cálido tu sueño.
Son palomas
mensajeras
tus ojos, bruñido espejo
donde verdes se reflejan
los viñedos de tu pueblo.
Curtido y
noble labriego,
lagar y vino añejo,
sementera y espiga,
encantador espejo
de áureas alondras…
Racimo y mosto ambarino,
coronado de nieves…
eres un himno eterno.
José-Miguel Fernández Pérez Motril, 20 de mayo de 2008
Qué mejor homenaje a un padre que nacer como el vino, fermentar como los buenos y madurar seguro que con sabiduría. Valores escasos hoy en día. Y no solo como terciopelo, sementera, tomillo o romero. Estoy segura que harías suya la frase esa de “Vinun laetificat cor hominis” ya sabes porque sería un hombre contento y feliz. Me ha encantado. Feliz miércoles.
ResponderEliminarAsi es, Ma. Paz, el.vino alegraba su corazon que aguanto ciento y uno largos anos. Siempre en sus cabales.Siempre vinador.
ResponderEliminarMiguel: estupenda poesia, como todas las que haces, llena de naturalidad y como la vida misma. Un abrazo de: Luis y Piedad
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